Buenas tardes,
Aunque no necesito introducción, déjenme que me presente: yo soy el mal absoluto.
Cuando me llamaba Juan Díaz de Garayo, adoraba al ángel caído y cometí algunos crímenes horripilantes. Con el garrotevil acabaron con la vida del cuerpo de Garayo, pero no con su alma inmortal. El verdugo, mientras acababa su faena, me miró a los ojos y comprendió.
Con el cuerpo del verdugo disfruté mucho dando muerte a tantos desgraciados, aunque pronto tuve remordimientos por estar eliminando a personas que en realidad merecían morir, cuando había tantos inocentes, buenas gentes y niños tiernos pululando impunemente a sus anchas por la provincia de Burgos.
Los carceleros, impresionados y atemorizados ante el éxtasis, los ojos opacos y la sonrisa torcida del verdugo mientras trabajaba, avisaron a un curandero local. Éste -descendiente en línea directa de Van Helsing- supo la verdad, pero no cayó bajo mi influjo, y me capturó en una máscara de carnaval que guardó en un baúl bajo siete llaves.
No obstante, después de la muerte del curandero, la máscara pasó a manos de su hija, quien la puso a la venta en su tienda de Aranda de Duero.
Por allí pasaron dos chicos de Barcelona, buscando unos disfraces para su metapagana fiesta de carnaval veraniego de Bahabón de Esgueva. Miguel Navas era EL ELEGIDO. Al probarse la máscara, se dio cuenta de que le encajaba como un guante, y que cobraba vida. Esto fue en Agosto de 2002, y los traumatizados niños de Bahabón pueden dar fe de las carnicerías ocurridas entonces.
Poseí con mucho gusto a Miguel durante dos años, pues él es persona que resulta inofensiva, y me resulta divertido valerme de esta confianza predispuesta para atacar aún con más alevosía, si cabe.
En verano de 2004 opté por empezar a canviar de cuerpo. En Galicia me sentía muy cercano a la tierra que me vio nacer como demonio, y poseí a Jordi Yévenes y Manuel Ayala.
Jordi ha descrito mi aspecto muy acertadamente, pues él me ha visto en el cuerpo del desdichado Miguel varias veces. Mi mirada es más temible que la de Medusa: me propago a través de ella.
No tengo una apariencia definida, soy etéreo, transparente, omnipresente y todopoderoso. No puedo hablar, pues las cuerdas vocales de mis huéspedes no reconocen mi idioma inmemorial.
Ahora por ejemplo estoy poseyendo a Miguel, quien escribe estas líneas con los ojos vacíos y el mentón desencajado y babeante.
Aquí os paso algunas imágenes de mis posesiones. Cuidado porque también me propago a través de las imágenes, JA JA JA JA JA...
Hasta siempre

by miguel (gotic)



bcn - jueves 19 de enero de 2006