El encanto de la sencillez




Posiblemente no fue hasta su actuación en el festival Primavera Sound 2006 dónde José González dejó de ser un desconocido cantautor sueco de extraño nombre para un nórdico, denotando el origen de su padre, argentino; para ser el chico tranquilo, de voz privilegiada del que todos hablan. No es para menos, con sólo dos discos de cuidadas preciosistas canciones, ha logrado hacerse un hueco dentro del complicado panorama actual. Y esto, teniendo en cuenta que sus armas son “sólo” su voz y su guitarra no es poca cosa.
Llegaba triunfante tras su cambio de sala y posterior lleno en Madrid, para repetir en Barcelona: Un Razzmatazz 2 esperaba con el cartel de “sold out” la llegada del sueco.

Calentó motores Mike Wexter, o al menos lo intento, aunque sin demasiada fortuna. Más de la mitad del público parecía no estar demasiado atento a su también minimalista propuesta y un murmullo acompañó de fondo la actuación del norteamericano.
Más cercana al folk que González, pero también sólo con su guitarra y su peculiar voz, cuajó media hora de un quizá insípido concierto que no terminó de convencer.

Fue salir José González y el público que ya abarrotaba la sala enmudeció. Con una escenografía casi inexistente, bastaban un hombre y su guitarra acústica para conseguir la atención que una voz así merece.
Empezó el recital con el primer corte de su gran segundo disco, “In Our Nature” , la cálida “How low”, y enseguida nos regaló su versión de The Knife “Hearbeats” ,tema famoso por ser usado por Sony para su anuncio de Bravia. Tras una pieza instrumental sonó la canción homónima de su segundo disco y ya para entonces sus melodías tenían al público totalmente enganchado. Es el encanto de la sencillez, el poder de las palabras y de una voz que conquista sin proponérselo.
Con un repaso por sus dos discos llegó el turno de “Lovestain”, una de las mejores canciones de su disco debut , “Veneer” (2006) ,y “Down the line”.
Tras unas breves palabras en castellano, denotando su procedencia paterna, siguió con la versión de el tema de Kylie Minogue, una irreconocible “Hand don your hear” para terminar con otra cover, al sensible y magnífica “Teardrop” de massive Attack, mejorando, si cabe, la estupenda original.
Ante la ovación del público que sabía que faltaba por regalarnos algunos temas imprescindibles, José González volvió a retomar su silla y su guitarra. Su primer single, “Crosses” hizo que el público se atreviera a perturbar la paz de la escucha para cantar tímidamente. Su personalísima versión de “Love will tear us appart” de Joy Division , puso el punto y final.

Apenas una hora de concierto, las cortas canciones del sueco no dan lugar a más. Tampoco importa, ya estábamos todos sumergidos en su atmósfera de modo irremediable. Cuando los dedos de José acarician la guitarra es de un modo especial, como decía mi amiga en mitad del concierto, “increíble hasta en el momento de afinarla”.
José Gonzalez nos hizo partícipes del encanto de la sencillez bien entendida, del poder de las letras y, sobre todo, del encanto de una voz capaz de llenar el espacio, capaz de envolver.
La próxima pido un auditorio para él. Sin duda, pondrá los pelos de punta.


Marta Vélez Arce

Foto_Nuria Figueras